“El que no roba, roba a su familia”, y otros dichos del comunismo
Los más de cuarenta años de régimen comunista en Checoslovaquia dejaron una señal en la lengua checa. Un nuevo diccionario recoge más de 1.400 palabras y expresiones que aparecieron en el habla cotidiana como reacción al comunismo o bajo su influencia.
“Quien no roba, roba a su familia”, esta es una de las expresiones surgidas en Checoslovaquia durante los tiempos del régimen comunista que rápidamente entraron a formar parte del lenguaje cotidiano. Su propósito era justificar las pequeñas corruptelas en un mundo donde el Estado monopolizaba la actividad económica y la única manera de prosperar era precisamente robando de los recursos públicos. Este y otros 1.400 dichos, expresiones y palabras se encuentran recopiladas en el ‘Pequeño Diccionario de la Vida Cotidiana durante el Totalitarismo Comunista’, publicado recientemente por la editorial Lidové Noviny.
La autora, la lingüista Věra Schmidtová, parte de la tesis de que durante el régimen se formaron dos capas de lenguaje, cada una con su propio vocabulario e ideología. Mientras que en los medios de comunicación y otras formas de propaganda se utilizaba la retórica oficial, el lenguaje cotidiano reaccionaba con ironía a la realidad creada por el régimen.
De hecho, los materiales para el diccionario hubieron de ser obtenidos a través de entrevistas orales, ya que no se permitía que el lenguaje popular alcanzara los canales oficiales, como explica Schmidtová.
“Por ejemplo en la prensa oficial no podía aparecer lo de que el que no roba roba a su familia, y se trataba sin embargo de una consigna de la época. Otro caso es ‘cuándo va a estallar esto’, en referencia al deseo de que acabara el régimen. También surgieron chistes, por ejemplo, con la ocupación soviética, que llamaban en los medios ‘unidades militares temporales’. La pregunta era ‘¿Cuáles son las unidades temporales?’ y el interlocutor contestaba ‘los segundos, los minutos’ o algo así. Pero la respuesta correcta era ‘las eternas”.
Otro ejemplo es el puente que cruza el río Moldava a la altura del barrio praguense de Braník. Fue construido en los años 50 utilizando como obreros a médicos, abogados y otros intelectuales depurados por el Partido Comunista. La obra comenzó a ser conocida popularmente como puente de la Inteligencia.
El trabajo de Schmidtová se originó como continuación lógica de su labor en la creación del corpus del totalitarismo, un proyecto del Instituto Nacional del Corpus Checo en el que se recopilaron todas las palabras utilizadas en el lenguaje oficial del régimen entre 1948 y 1989. El trabajo se centró fundamentalmente en los textos publicados en el periódico Rudé Pravo y dio lugar a un corpus de 15 millones de palabras.
Gracias a aquel trabajo pudo ser editado el ‘Diccionario del totalitarismo Comunista’ y se llegó a interesantes conclusiones sobre cómo la propaganda oficial transmitía sus preceptos ideológicos mediante el uso del vocabulario, tal como comenta Schmidtová.
“El régimen abusaba mucho del lenguaje corriente. Por ejemplo, el adjetivo ‘feliz’ se utiliza en muchísimas ocasiones junto con el sustantivo ‘futuro’. Los comunistas hablaban todo el tiempo de un futuro feliz, lo que servía para disimular los problemas del presente”.
Otra palabra de uso abundante es ‘lucha’. De acuerdo con los textos analizados, se luchaba constantemente por algo o contra algo, por el último grano de cosecha o contra el escarabajo de la patata, que de creer a la propaganda oficial había llegado de Estados Unidos a destruir los tubérculos checos.
Aunque el lenguaje popular se defendía a su manera del oficial, la retórica del comunismo ha dejado en la lengua checa una huella que puede desaparecer pronto o, por el contrario, permanecer para siempre en el acerbo checo. Sería el mismo caso de otras expresiones provenientes de los tiempos de la monarquía o el catolicismo, que se siguen usando aunque la gente desconozca el contexto donde se originaron. De momento el uso de términos surgidos durante el comunismo está marcando una diferencia entre las nuevas generaciones y aquellas que se criaron antes de 1989, como argumenta el historiador Martin Franc.
“Todavía me quedo de piedra cuando el GPS me avisa que se acerca una salida en la autopista (en checo sjezd). Me pone nervioso porque antes siempre se anunciaba que se acercaba un encuentro (también sjezd, en checo) del Partido Comunista. Y cuando en la pantalla del televisor aparece escrito que el STB se ha apagado, no me viene a la cabeza el Set-Top Box, sino la policía secreta del comunismo, que también se llamaba StB”.
Estas connotaciones son totalmente ajenas a los más jóvenes, que según Franc apenas podrían comprender una noticia en un periódico de la época.
“Se puede ver claramente por ejemplo con las siglas. Para un hombre de mi generación, cuando se habla de JZD, ROH, SČSP, está totalmente claro. Todos entendemos de qué se habla. Para un joven de 20 o 25 años no es así y la información le puede parecer incomprensible”.
Justamente los objetivos del ‘Pequeño Diccionario de la Vida Cotidiana durante el Totalitarismo Comunista’ son preservar esta riqueza lingüística, explicar de dónde vienen expresiones cuyo origen se está oscureciendo con el tiempo y facilitar a los más jóvenes el acceso al lenguaje de aquellos años.
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