domingo, 17 de marzo de 2013


TENOCHTITAN(MEXICO DF) ANTES DE SER DESTRUIDA POR LOS ESPAÑOLES,LA CIUDAD MAS POBLADA Y MODERNA DEL MUNDO


El 8 de noviembre de 1519, cuando las huestes de Hernán Cortés llegarón a la capital azteca, Tenochtitlan, su reacción fue de admiración.

Ninguna ciudad del Viejo Mundo podía compararse con ella por la combinación de sus dimensiones, su número de habitantes y su estructura urbanística. En 1519 Tenochtitlan contaba con una población aproximada de unos 200.000 habitantes cuando las ciudades europeas más grandes apenas alcanzaban los 60.000.
Sus propios pobladores eran conscientes de la magnificencia de la misma, sin parangón alguno tampoco en Mesoamérica, hasta el punto de que consideraban su capital como una prueba de su condición de pueblo elegido por el Sol.

Según la tradición azteca, el dios nacional Huitzilopochtli había indicado el lugar para la fundación de la ciudad.

DE LA FUNDACIÓN AL ESPLENDOR
Tenochtitlan era una pequeña ciudad-estado gobernada por los mexicas, una de las siete tribus de la etnia azteca, poblaciones de lengua náhuatl que habían llegado desde principios del s. XIII procedentes del sur de los actuales Estados Unidos.

De acuerdo con su propios mitos, recogidos en la Crónica Mexicáyotl, los mexicas habían salido de Aztlán, un islote en medio de un lago. Guiados por sus sacerdotes y por Huitzilopochtli, deidad tutelar de la tribu, emigraron hacia el sur con la promesa divina de hallar la Tierra Prometida.

Al llegar al valle de México, Huitzilopochtli se apareció en sueños al sacerdote Quauhcóatl para indicarle dónde habrían de fundar su ciudad: allí donde vieran un águila aplastar a una serpiente posada sobre un cactus de nopal sería el sitio que él, su dios, había dispuesto para que fundaran Tenochtitlan (lugar del cactus de nopal, tenochtli en náhuatl). Este lugar resultó ser un conjunto de isletas en medio del lago de Texcoco, reproduciendo así el asentamiento mítico originario de Aztlán.

El mito contrasta con los modestos comienzos de esta tribu. Los mexicas fueron el último grupo azteca en llegar, hacia 1250, al valle de México. Las primeras tribus llegadas antes que los aztecas habían ocupado las mejores tierras, asimilando la civilización urbana del desaparecido Imperio tolteca y se habían organizado en un conjunto de ciudades-estado gobernadas por reyes, conocidos como tlatoani.

Los toltecas eran un pueblo de elevada cultura, como demuestran los restos de su capital, Tula, que dominó el México central y el Yucatán entre los ss. X y XI. Los aztecas asimilaron muchos aspectos de su civilización adoptando, entre otras cosas, su calendario y su sistema cronológico.

Los mexicas eran aún una pequeña horda nómada a quienes los ya civilizados estados aztecas consideraron un pueblo bárbaro y para los que no quedó más opción que ocupar las peores tierras. Su primer asentamiento fue en una colina cerca de las orillas pantanosas del lago Texcoco. Expulsados de este lugar por los chalcas y los tepanecas, marcharon a servir como mercenarios del tlatoani de Culhuacán. En 1325, de acuerdo con su mito fundacional, Huitzilopochtli les señaló el lugar destinado para construir Tenochtitlan.

El lugar, en medio de un lago pantanoso, tenía las ventajas de que era fácil de defender, además de ser un nudo estratégico de comunicaciones y de comercio entre las densamente pobladas y urbanizadas orillas del sistema de lagos comunicados (Texcoco, Chalco, Xochimilco) del valle de México, y las algas hacían potencialmente muy fértil su terreno una vez aplicada la tecnología agrícola de las chinampas, islas artificiales construidas sobre estructuras de cañas y varas entretejidas.

Tenochtitlan comenzó su vida urbana como un pequeño asentamiento dependiente de la ciudad de Azcapotzalco a cuyo tlatoani pagaba tributo. La profesionalización como mercenarios y el crecimiento demográfico que siguió a la explotación agrícola del lago con el sistema de chinampas explican la rápida ascensión de los tenochcas.

En 1372, los mexicas investían ya a su jefe como tlatoani al casarle con una princesa culhua. La consecución del título de tlatoani tuvo una gran importancia simbólica porque otorgó a Tenochtitlan el estatus de ciudad.

Con el tiempo pasaron de estado-vasallo a ser una especie de estado-hermano de Azcapotzalco. Tenochtitlan fue consolidándose hasta que en 1426, y tras enfrentarse militarmente a Azcapotzalco, alcanzó la independencia con el apoyo de los estados de Texcoco y Tlacopan.

Esa unión militar se institucionalizó en la Triple Alianza que, bajo la égida de Tenochtitlan, protagonizó la expansión territorial más importante que había conocido Mesoamérica. En 1473, Tenochtitlan se anexionó Tlatelolco. La ciudad-estado se había convertido en la fastuosa capital imperial que encontraron los españoles en 1519.

UNA VENECIA EN LAS INDIAS

Tenochtitlan era una ciudad flotante, surcada por una red de canales navegables paralelos a casi todas las vías urbanas y unida a tierra firme por tres largas calzadas empedradas que la comunicaban con las ciudades de Tacuba al oeste, Coyoacán al sur e Iztapalapa al norte.

Para proteger el acceso a la ciudad, las calzadas estaban fortificadas con torres y murallas, lo que hacía a Tenochtitlan prácticamente inexpugnable para la tecnología militar mesoamericana. Una serie de acueductos, como el de Chapultepec, abastecían a la ciudad de agua potable, pues las aguas del lago Texcoco eran salobres.

El núcleo de Tenochtitlan lo constituía un enorme recinto de construcciones religiosas, el coatepantli, cuyo centro era el llamado Templo Mayor o teocalli, con dos santuarios en su cima: uno dedicado a Huitzilopochtli, dios de la guerra y del Sol, y otro a Tlaloc, dios de la lluvia y la fertilidad.

El recinto incluía otra serie de templos entre los que sobresalen los de las otras dos grandes deidades del panteón azteca: el de Tezcatlipoca, patrono de los jóvenes guerreros, dios del cielo nocturno y el frío, y el de Quetzalcóatl, con una entrada en forma de ofidio con las fauces abiertas.

Al Norte de este último, se amontonaban las imágenes de las divinidades de los pueblos conquistados y se ubicaban el tlachtli, campo para el juego ritual de pelota, y el tzompantli, empalizada donde se exponían las calaveras de las víctimas de los continuos sacrificios.

En torno a este espacio se situaban los barrios residenciales del tlatoani y la nobleza, en grandes complejos amurallados que incluían palacios, terrazas, cocinas, baños, jardines y fuentes.

La baja nobleza (pipiltin) servía a un noble de rango superior (tecuhtli) y habitaba a veces en el mismo palacio de su señor, o más normalmente en residencias más modestas. Más allá de los barrios nobles se situaban los de las clases populares (macehualtin), donde residían artesanos y mercaderes, la mayoría en viviendas unifamiliares agrupadas en torno a patios.

En estos barrios (calpulli) había también templos y otros edificios públicos como tepochcalli, escuelas para los plebeyos. Tenochtitlan tenía, además, un segundo centro urbano, el de la agregada ciudad de Tlatelolco, con su gran mercado como eje principal. Por último, más allá de la zona urbanizada, se hallaba un extenso cinturón de chinampas que constituían el verdadero granero de la ciudad.

Los calpulli tenían, además, una dimensión administrativa como unidades de encuadramiento de la población, con el objeto de organizar el pago del tributo en especie, el trabajo en las obras públicas y el servicio militar para el estado.
Los barrios de los macehualtin, mayoritariamente poblados por campesinos, se organizaban en general en agrupamientos de familias de un mismo linaje, bajo la autoridad de un tecuhtli.

Las excavaciones arqueológicas efectuadas en la década de 1970 pusieron al descubierto importantes restos de la época de esplendor de la antigua ciudad de Tenochtitlan. Plaza de las Tres Culturas en Ciudad de México, México

LA CAÍDA DE UN COLOSO

Los conquistadores españoles destrozaron la ciudad entera. Levantaron Ciudad de México sobre las ruinas de Tenochtitlan. Aunque la nueva ciudad se desarrolló sobre los mismos ejes de la antigua, la memoria del urbanismo azteca se perdió y no fue recuperado hasta que, en la década de 1970, las excavaciones arqueológicas descubrieron los restos del Templo Mayor, a un lado de la actual catedral, o los del complejo de templos de Tlatelolco, en la actual plaza de las Tres Culturas.

Los tenochcas se resistieron a la conquista de su ciudad. Tras haber entrado en la ciudad en 1519, los españoles fueron expulsados por Cuitláhuac, hermano y sucesor de Motecuhzoma II, el 14 de julio de 1520, la llamada Noche triste. En diciembre de ese mismo año, Hernán Cortés puso en marcha la definitiva conquista del territorio dominado por los aztecas. Llegado al valle de México, Cortés dividió su ejército en tres grupos para tomar las ciudades en las que desembocaban las calzadas que unían Tenochtitlan con la tierra firme.

Incomunicada, cortado el suministro de agua potable y de alimentos y bombardeada por la artillería, Tenochtitlan resistió tenazmente durante 75 días –el mismo Cortés estuvo a punto de ser capturado– pero acabó rindiéndose por inanición. Era el 13 de agosto de 1521. Moría Tenochtitlan y nacía la Ciudad de México.

En la foto. Reconstrucción de Tenochtitlan. ¡¡¡Que pena tan inmensa el total destrozo que hicieron los españoles¡¡¡.

Foto: TENOCHTITLAN (MEXICO DF) ANTES DE SER DESTRUIDA POR LOS ESPAÑOLES, LA CIUDAD MAS POBLADA Y MODERNA DEL MUNDO.
 
El 8 de noviembre de 1519, cuando las huestes de Hernán Cortés llegarón  a la capital azteca, Tenochtitlan, su reacción fue de admiración.

 Ninguna ciudad del Viejo Mundo podía compararse con ella por la combinación de sus dimensiones, su número de habitantes y su estructura urbanística. En 1519 Tenochtitlan contaba con una población aproximada de unos 200.000 habitantes cuando las ciudades europeas más grandes apenas alcanzaban los 60.000.
Sus propios pobladores eran conscientes de la magnificencia de la misma, sin parangón alguno tampoco en Mesoamérica, hasta el punto de que consideraban su capital como una prueba de su condición de pueblo elegido por el Sol.

 Según la tradición azteca, el dios nacional Huitzilopochtli había indicado el lugar para la fundación de la ciudad.
 
DE LA FUNDACIÓN AL ESPLENDOR
Tenochtitlan era una pequeña ciudad-estado gobernada por los mexicas, una de las siete tribus de la etnia azteca, poblaciones de lengua náhuatl que habían llegado desde principios del s. XIII procedentes del sur de los actuales Estados Unidos.

De acuerdo con su propios mitos, recogidos en la Crónica Mexicáyotl, los mexicas habían salido de Aztlán, un islote en medio de un lago. Guiados por sus sacerdotes y por Huitzilopochtli, deidad tutelar de la tribu, emigraron hacia el sur con la promesa divina de hallar la Tierra Prometida.

Al llegar al valle de México, Huitzilopochtli se apareció en sueños al sacerdote Quauhcóatl para indicarle dónde habrían de fundar su ciudad: allí donde vieran un águila aplastar a una serpiente posada sobre un cactus de nopal sería el sitio que él, su dios, había dispuesto para que fundaran Tenochtitlan (lugar del cactus de nopal, tenochtli en náhuatl). Este lugar resultó ser un conjunto de isletas en medio del lago de Texcoco, reproduciendo así el asentamiento mítico originario de Aztlán.

El mito contrasta con los modestos comienzos de esta tribu. Los mexicas fueron el último grupo azteca en llegar, hacia 1250, al valle de México. Las primeras tribus llegadas antes que los aztecas habían ocupado las mejores tierras, asimilando la civilización urbana del desaparecido Imperio tolteca y se habían organizado en un conjunto de ciudades-estado gobernadas por reyes, conocidos como tlatoani.

Los toltecas eran un pueblo de elevada cultura, como demuestran los restos de su capital, Tula, que dominó el México central y el Yucatán entre los ss. X y XI. Los aztecas asimilaron muchos aspectos de su civilización adoptando, entre otras cosas, su calendario y su sistema cronológico.

Los mexicas eran aún una pequeña horda nómada a quienes los ya civilizados estados aztecas consideraron un pueblo bárbaro y para los que no quedó más opción que ocupar las peores tierras. Su primer asentamiento fue en una colina cerca de las orillas pantanosas del lago Texcoco. Expulsados de este lugar por los chalcas y los tepanecas, marcharon a servir como mercenarios del tlatoani de Culhuacán. En 1325, de acuerdo con su mito fundacional, Huitzilopochtli les señaló el lugar destinado para construir Tenochtitlan.

El lugar, en medio de un lago pantanoso, tenía las ventajas de que era fácil de defender, además de ser un nudo estratégico de comunicaciones y de comercio entre las densamente pobladas y urbanizadas orillas del sistema de lagos comunicados (Texcoco, Chalco, Xochimilco) del valle de México, y las algas hacían potencialmente muy fértil su terreno una vez aplicada la tecnología agrícola de las chinampas, islas artificiales construidas sobre estructuras de cañas y varas entretejidas.

Tenochtitlan comenzó su vida urbana como un pequeño asentamiento dependiente de la ciudad de Azcapotzalco a cuyo tlatoani pagaba tributo. La profesionalización como mercenarios y el crecimiento demográfico que siguió a la explotación agrícola del lago con el sistema de chinampas explican la rápida ascensión de los tenochcas.

En 1372, los mexicas investían ya a su jefe como tlatoani al casarle con una princesa culhua. La consecución del título de tlatoani tuvo una gran importancia simbólica porque otorgó a Tenochtitlan el estatus de ciudad.

Con el tiempo pasaron de estado-vasallo a ser una especie de estado-hermano de Azcapotzalco. Tenochtitlan fue consolidándose hasta que en 1426, y tras enfrentarse militarmente a Azcapotzalco, alcanzó la independencia con el apoyo de los estados de Texcoco y Tlacopan.

Esa unión militar se institucionalizó en la Triple Alianza que, bajo la égida de Tenochtitlan, protagonizó la expansión territorial más importante que había conocido Mesoamérica. En 1473, Tenochtitlan se anexionó Tlatelolco. La ciudad-estado se había convertido en la fastuosa capital imperial que encontraron los españoles en 1519.

UNA VENECIA EN LAS INDIAS

Tenochtitlan era una ciudad flotante, surcada por una red de canales navegables paralelos a casi todas las vías urbanas y unida a tierra firme por tres largas calzadas empedradas que la comunicaban con las ciudades de Tacuba al oeste, Coyoacán al sur e Iztapalapa al norte.

Para proteger el acceso a la ciudad, las calzadas estaban fortificadas con torres y murallas, lo que hacía a Tenochtitlan prácticamente inexpugnable para la tecnología militar mesoamericana. Una serie de acueductos, como el de Chapultepec, abastecían a la ciudad de agua potable, pues las aguas del lago Texcoco eran salobres.

El núcleo de Tenochtitlan lo constituía un enorme recinto de construcciones religiosas, el coatepantli, cuyo centro era el llamado Templo Mayor o teocalli, con dos santuarios en su cima: uno dedicado a Huitzilopochtli, dios de la guerra y del Sol, y otro a Tlaloc, dios de la lluvia y la fertilidad.

El recinto incluía otra serie de templos entre los que sobresalen los de las otras dos grandes deidades del panteón azteca: el de Tezcatlipoca, patrono de los jóvenes guerreros, dios del cielo nocturno y el frío, y el de Quetzalcóatl, con una entrada en forma de ofidio con las fauces abiertas.

Al Norte  de este último, se amontonaban las imágenes de las divinidades de los pueblos conquistados y se ubicaban el tlachtli, campo para el juego ritual de pelota, y el tzompantli, empalizada donde se exponían las calaveras de las víctimas de los continuos sacrificios.

En torno a este espacio se situaban los barrios residenciales del tlatoani y la nobleza, en grandes complejos amurallados que incluían palacios, terrazas, cocinas, baños, jardines y fuentes.

La baja nobleza (pipiltin) servía a un noble de rango superior (tecuhtli) y habitaba a veces en el mismo palacio de su señor, o más normalmente en residencias más modestas. Más allá de los barrios nobles se situaban los de las clases populares (macehualtin), donde residían artesanos y mercaderes, la mayoría en viviendas unifamiliares agrupadas en torno a patios.

 En estos barrios (calpulli) había también templos y otros edificios públicos como tepochcalli, escuelas para los plebeyos. Tenochtitlan tenía, además, un segundo centro urbano, el de la agregada ciudad de Tlatelolco, con su gran mercado como eje principal. Por último, más allá de la zona urbanizada, se hallaba un extenso cinturón de chinampas que constituían el verdadero granero de la ciudad.

Los calpulli tenían, además, una dimensión administrativa como unidades de encuadramiento de la población, con el objeto de organizar el pago del tributo en especie, el trabajo en las obras públicas y el servicio militar para el estado.
Los barrios de los macehualtin, mayoritariamente poblados por campesinos, se organizaban en general en agrupamientos de familias de un mismo linaje, bajo la autoridad de un tecuhtli.
 
Las excavaciones arqueológicas efectuadas en la década de 1970 pusieron al descubierto importantes restos de la época de esplendor de la antigua ciudad de Tenochtitlan. Plaza de las Tres Culturas en Ciudad de México, México

LA CAÍDA DE UN COLOSO

Los conquistadores españoles destrozaron la ciudad entera. Levantaron Ciudad de México sobre las ruinas de Tenochtitlan. Aunque la nueva ciudad se desarrolló sobre los mismos ejes de la antigua, la memoria del urbanismo azteca se perdió y no fue recuperado hasta que, en la década de 1970, las excavaciones arqueológicas descubrieron los restos del Templo Mayor, a un lado de la actual catedral, o los del complejo de templos de Tlatelolco, en la actual plaza de las Tres Culturas.

Los tenochcas se resistieron a la conquista de su ciudad. Tras haber entrado en la ciudad en 1519, los españoles fueron expulsados por Cuitláhuac, hermano y sucesor de Motecuhzoma II, el 14 de julio de 1520, la llamada Noche triste. En diciembre de ese mismo año, Hernán Cortés puso en marcha la definitiva conquista del territorio dominado por los aztecas. Llegado al valle de México, Cortés dividió su ejército en tres grupos para tomar las ciudades en las que desembocaban las calzadas que unían Tenochtitlan con la tierra firme.

Incomunicada, cortado el suministro de agua potable y de alimentos y bombardeada por la artillería, Tenochtitlan resistió tenazmente durante 75 días –el mismo Cortés estuvo a punto de ser capturado– pero acabó rindiéndose por inanición. Era el 13 de agosto de 1521. Moría Tenochtitlan y nacía la Ciudad de México.

En la foto. Reconstrucción de Tenochtitlan. ¡¡¡Que pena tan inmensa el total destrozo que hicieron los españoles¡¡¡.


via 
Pedro Beltrán Abogados

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