domingo, 3 de marzo de 2013


EUROPA

El desafío de las fronteras inteligentes

La Unión Europea quiere aumentar la seguridad de sus fronteras y evitar la permanencia ilegal de ciudadanos extracomunitarios con el proyecto “Smart Borders”. Según sus críticos, es un sistema estilo “Gran Hermano”.
La imagen que la Unión Europea quiere brindar al mundo es la de una comunidad de países abierta y atractiva, que facilita la entrada a ciudadanos extracomunitarios. Durante la presentación del proyecto “Smart Borders” (Fronteras Inteligentes), la comisionada europea para Asuntos de Interior, Cecilia Malmström, subrayó las ventajas del concepto para aquellos que viajan a menudo, para las autoridades aduaneras en los países miembros, así como para la economía de toda la eurozona.
Según datos de la agencia europea Eurostat, el aporte económico de los ciudadanos que no pertenecen a la UE fue de 271.000 millones de euros en 2011. Además, en vista del avance tecnológico de los teléfonos inteligentes y de la tecnología digital, ya no corresponde, según Malmström, que los pasaportes sigan sellándose a mano durante los controles fronterizos.
Enormes costos
El paquete del proyecto Smart Borders está formado por dos componentes que deberían introducirse en todos los países de la comunidad europea a más tardar en 2018: el “Registered Travellers Programme” (RTP), o Programa para Viajeros Registrados, y el “Entry Exit System”, o Sistema de Entrada y Salida (EES). En total, el programa comprende a cerca de 2.000 puntos fronterizos, además de todos los puertos y aeropuertos. Los costos se estiman en 1.100 millones de euros.
El RPT no solo sirve para que los ciudadanos europeos entren y salgan de los países miembros. Éstos pueden registrarse, y obtener una especie de chip electrónico para poder entrar y salir de manera automatizada.
Ciudadanos demasiado transparentes
El EES, por el contrario, registra datos biométricos de todos los ciudadanos extracomunitarios, incluso información sobre el plazo de su visa, es decir, sobre cuánto tiempo se les permite permanecer en la UE. De ese modo, se trata de evitar que permanezcan de manera ilegal en la Unión Europea, y sus datos pueden ser archivados por tiempo ilimitado.
El EES es el principal objetivo de las críticas, ya que se teme que tenga como finalidad principal limitar la llegada de inmigrantes de los países de la primavera árabe, por ejemplo, o de otras regiones en crisis del globo.
“En principio, lo que observamos es una tendencia a ver la inmigración como una amenaza a la seguridad nacional, y el peligro que eso conlleva es tener que definir a los inmigrantes como un riesgo de seguridad”, dice la eurodiputada de Los Verdes Franziska "Ska" Keller, de Brandemburgo. Ella considera inaceptable que se coloque, en cierta forma, a cualquier persona no comunitaria bajo sospecha.
También son objeto de crítica los planes de poner los datos personales de inmigrantes a disposición de las autoridades policiales en los países de la UE, a fin de utilizarlos como material en investigaciones sobre hechos delictivos. “No nos queda claro por qué todas las personas que no pertenecen a la UE deben registrarse, incluso con sus huellas digitales, y ser puestos al mismo nivel que criminales peligrosos, mientras en Alemania está prohibido archivar las huellas digitales de ciudadanos alemanes”, dice Keller, indignada.
Proyecto controvertido
La eurodiputada Keller ha llevado a cabo, junto con la Fundación Heinrich Böll, un estudio sobre el concepto de la UE para aplicar controles fronterizos, en el cual se llega a la conclusión de que el sistema es impracticable, y que no traerá los resultados esperados. Al igual que en el sistema existente en EE. UU., el EES tampoco brindará información sobre el lugar de permanencia dentro de la UE de un ciudadano extracomunitario. Tampoco se podrá determinar con claridad por qué alguien sigue registrado aún después de haberse vencido su permiso de estadía. Y si una persona solicita asilo o se enferma durante su estadía, se lo trataría automáticamente como a un ilegal, critica el estudio.
A pesar de los recortes presupuestarios a los que se enfrenta la UE, “Smart Borders” será recibido con beneplácito, asegura Cecilia Malström, ya que ayudará a los países miembros a enfrentar el desafío administrativo que representa el número cada vez más creciente de viajeros. Se calcula que en 2030 se registrarán unos 700 millones de cruces fronterizos en la Unión Europea. El proyecto "Smart Borders" debe aún pasar por el Parlamento y el Consejo europeos.
Autor: Martin Koch/ Cristina Papaleo

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