viernes, 1 de marzo de 2013


EE.UU. manipuló estadísticas sobre la invasión en Afganistán para asegurar la re-elección de Obama



Funcionarios del Pentágono de los Estados Unidos reconocieron la difusión de información falsa sobre la invasión en Afganistán, la cual fue utilizada para favorecer la imagen pública de Barack Obama durante su última campaña presidencial. Desde las oficinas del Departamento de Defensa se afirmó que la insurgencia afgana estaba en declive, dado que los ataques talibanes habrían mermado en un 7 por ciento en 2012 respecto del año anterior. Sin embargo, luego de investigaciones periodísticas, autoridades de las fuerzas de la OTAN en Afganistán descartaron esas cifras y de hecho confirmaron que los ataques de la resistencia afgana contra las fuerzas de ocupación no habían disminuido.
La situación salió a la luz luego de que desde Associated Press notaran la ausencia de las estadísticas de seguridad en el sitio oficial de la OTAN para la intervención en Afganistán (ISAF). Al ser consultado por los periodistas  sobre la desaparición de los datos en la página web,  el vocero oficial de la OTAN George Little se limitó a informar que “durante un control de calidad, el ISAF reconoció diferencias en las cifras. Desde el organismo señalaron que algunos procesos fueron cargados incorrectamente en la base de datos. Desde el momento en que se registró la ausencia de las estadísticas no se volvió a actualizar esa información desde la OTAN.
Cabe destacar que durante la campaña presidencial en 2012, Barack Obama utilizó esta información como carta principal en los temas de política exterior de los EE.UU para asegurar su re-elección. En septiembre del año pasado Obama dijo durante uno de sus discursos “hemos quebrado el impulso de los Talibanes.”
La manipulación de la información también afecta al diseño de las estrategias militares y su legitimación ante la opinión pública. Los números de esas estadísticas son los que utiliza la OTAN para organizar el despliegue de sus fuerzas en territorio afgano. Leon Panetta, Secretario de Defensa norteamericano hasta 2012, dijo en septiembre de ese año que “la violencia está bajando” y que las fuerzas afganas “han mejorado mucho en su tarea de proveer seguridad” en áreas donde tomaron el liderazgo de las operaciones. Panetta dijo en ese momento que podían esperarse nuevos ataque talibanes, “pero en términos generales están perdiendo.”
Este tipo de “equivocaciones” no son nuevas en la invasión de Afganistán. Desde un comienzo el comando de guerra establecido por el Pentágono invirtió grandes sumas de dinero destinadas a “comunicaciones estratégicas”. Las fuerzas militares norteamericanas  consideran vital controlar las informaciones que llegan a los EE.UU. y direccionar a la opinión pública de su país para mantener la circulación de dinero y garantizar el ingreso de reclutas al ejército. En 2009 llegaron a gastar 1,6 billones de dólares para propaganda de reclutamiento y 547 millones dirigidos a asuntos públicos dentro de los EE.UU.
EE.UU. atacó a un hospital civil en Afganistán, otra vez
El Comité Sueco para Afganistán (SCA por sus siglas en inglés) denunció que las tropas norteamericanas atacaron uno de sus hospitales ubicado en la provincia Wardak, a principios de febrero. Miembros del hospital señalaron que las fuerzas invasoras dañaron el edificio y destruyeron equipos médicos antes de retirarse. La acción representa una nueva violación a la Convención de Ginebra por parte de las fuerzas militares norteamericanas.
No es la primera vez que el hospital es atacado por las tropas norteamericanas. En Octubre de 2012, fuerzas militares estadounidenses ocuparon el edificio y tomaron como prisioneros a todos los pacientes y civiles que se encontraban en el lugar.
Desde la OTAN reconocieron el ataque, aunque insistieron en que fue realizado en conjunto con las fuerzas de seguridad afganas y que habían “compensado” a los dueños por los posibles daños ocasionados al hospital.
El ataque sucedió poco antes que las fuerzas norteamericanas fueran expulsadas de la provincia de Wardak el 23 de febrero por el gobierno de Afganistán. El motivo de la decisión fueron las constantes violaciones a los derechos humanos contra los habitantes de la región por parte de las tropas imperialistas. El presidente Hamid Karzai fundamentó su decisión en que “Está comprobado que individuos armados nombrados como fuerzas especiales de los EE.UU. localizados en la provincia de Wardak se han dedicado a hostigar, molestar, torturar e incluso asesinar a personas inocentes.”
via PIA- 

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